DE LO QUE SÉ DE MÍ
ENTRE PISTAS DE MÍ MISMO
Entre pistas de mí mismo paseo.
Busco y encuentro señales de humos
morados entre pistas de mí mismo.
Recorro en paz aquello que anduve
de forma asiduamente tan tortuosa.
Con cariño observo, desde la distancia
que el tiempo marca ante lo ya vivido,
esos: mis pasos, acertados o errados.
Todos ellos ingredientes del jugoso
plato claro que ahora abrazo y soy.
PASOS POR ENTRE NIEBLA
Solo, me adentro entre la niebla.
Entre figuras de copas esbeltas.
Estoy engullido, inmerso en ella,
una críptica nube de paz misteriosa
que está calmada. O parece estarlo…
¿Acaso acecha en su espesura?
Pues yo aligero mi extraña marcha
con paso firme de brío austero.
A mi derecha, la niebla es espesa.
Por mi contraria todavía es más densa.
Y sigo estos pasos con los que yo avanzo,
delante, en ella, y, detrás, con mi estela.
El cielo es un techo de bruma infinita,
una inalcanzable amplitud gris.
El suelo un camino de línea estrecha;
seguiré mi sino por esta brecha…
Ahora es niebla mi cuerpo entero,
y toda mi alma se expande en ella.
SI LA LUNA SALE SOLA
Si la Luna sale sola
redondez toda en sí hoy
y su círculo se encaja
con perfecto brillo donde
el rosa aún no cesa
de hacer de fondo de ella;
la que entera hoy se muestra
y tal vez luego decrezca.
Pues yo aquí voy a postrarme,
mis ojos ensimismados
de luz blanca en su figura.
Soportando un frío claro
huelo a campo que está vivo;
tan vivo como mojado.
Y, apuestos, mis ojos pongo
en sí misma con su todo
entero, su estar divino
y su impuesto implacable.
La bella de tantas noches;
el sueño de tantos años.
…
Petrificado aquí quedo,
ante el pedregoso astro
satelital de la Tierra.
Bola cuyo azul tú, Luna,
observas desde tu noche.
De sus vivos y lo muerto
has sido la compañera
por miles y miles de años
danzando el baile celeste
del cual fin aún no llega.
…
Con razón aquí me siento
hoy así, pegado al suelo
cual si fuera hoy el cuerpo
mío otra fría piedra.
Pues la observo ¡tan completa!,
cerca y lejos a la bella
que me atrae y llama a verla,
a mirarla y recitarla.
Y yo acepto humildemente
a su luz lo que ella quiera.
…
Mas ya llevo largo rato
sentado, ¡señora Luna…!
¿Puedo desapelmazarme?
Moverme algo; ¡más no quiero!
Y tras levantarme observo
como usted no me despega
su grito blanco del cuerpo
ni mi sombra negra al suelo.
¿Quiere usted que sea día?
¡Que de eso trata diría…!
¿O quiere acaso hacerme
ver lejano en la noche?
…
Oh, gran piedra del pasado;
de un lado a otro lado,
y del otro luego a un lado,
ni paras ni desorbitas.
Nos dejas embelesados
con tu fuerza que tan te hace
bella —¿más? jamás vi nunca—;
que océanos enteros
hinchas y luego deshinchas
entre el batir de latidos
míos y de esta Tierra
que, hecha agua, en ti se pierde.
DIECISÉIS POEMAS A, DE, POR Y PARA TI
TU NOTA INACABADA
Le he dicho que, cuando…
…se marche, quiero probar
a ver qué siento parándome
fijamente en tu mirada.
Que tal vez sea posible que,
el resultado de ese gesto,
me tiente a besarte —y que
entonces pediré tus labios—.
ROJA BAJO EL CIELO GRIS
Una flor llora una gota
de luz de amapola roja;
desempapa en la mañana
sus seis pétalos combada.